Sin lugar a dudas son indescriptibles todas las sensaciones que pueden causar los verdaderos motivos que te llevan a hacer una o tal cosa. Apostar a ganar o tal vez a perderlo todo. Equivocarse, acertar. Quedarse o huir. Ser asfixiado o tener la chance de tomar un agónico respiro. La vida y la muerte. Acertar o equivocarse. Siempre esa dualidad llena de ambivalencias en la vida que se disipan sutilmente entre paradojas que se suelen contar como dulces historias o amargos recuerdos. Anécdotas quizás podríamos decir? Es así que a través de este humilde espacio compartirnos esta nota que nuestro amigo Robert Ojeda (Paroximia) nos envía desde su travesía por el sur del continente, y que no tenía otro motivo que ver a la emblemática banda UNBROKEN a su paso por sudamérica.
IRROMPIBLE (parte I)
Un viaje, al menos como este en el que estoy, no empieza ni termina al subirse al avión o al bus, empieza con una decisión y toda decisión no es ni más ni menos que una acción tangible que afectara de forma positiva o negativa tu vida y que inevitablemente conlleva a dar pasos hacia adelante e ir dejando cosas atrás para siempre. Tengo 28 años y no voy a mentir diciendo que en los 90s escuchaba Unbroken, es recién en el 2004 que pude descubrirlos y como sucede con esas cosas que nos marcan el alma, basto una sola canción para sentir que Unbroken era una revolución dentro de todo lo que yo había conocido como hardcore, no solo por su propuesta musical, ni el fetiche por morrissey ni por ese tan manoseado revival noventero, sino por el mensaje y la actitud que recibí de ellos en un principio y que mantienen hasta hoy, si bien solo tienen 2 lps y estuvo “muerta” por muchos años, sus miembros siempre estuvieron activos en diferentes proyectos, sabiendo sobreponerse a la lamentable pérdida de un compañero y a ese incomodo rotulo de leyenda viva.
A pesar de la reunión para Burning Fight y esporádicos shows posteriores, todos sabíamos o creíamos saber que era más que imposible un tour extenso, y menos por este lado del planeta, pero todo empezó hace un año exactamente, cuando de un momento a otro anunciaron en el foro de argentina hc su llegada a Sudamérica y solo 3 únicas fechas, si bien es cierto que en los últimos años nos fuimos acostumbrando a la increíble visita de iconos del hardcore de todos los tiempos, esta noticia sin duda superaba totalmente todo lo logrado hasta la fecha (ojo, en ese entonces aun no se sabía lo de youth of today), sobre todo por lo anticipado del anuncio, no todos los días te enteras con un año de anticipación que una de las bandas cruciales para uno tocará tan cerca y a la vez tan lejos de ti, sin pensarlo mucho, me dije que yo iba estar allí no importaba dónde ni cuándo ni cómo, sentimiento que se hizo más fuerte tras las fallidas gestiones para hacer la fecha en Lima, ya que luego de esa ultra suicida pero gloriosa travesía que fue hacer YOT, todo quedo bastante desgastado en mí y necesitaba un nuevo punto de partida, en mi interior sabia que esto era precisamente el fin y el comienzo de una etapa de mi vida.
Yo venía planeando hace mucho tiempo hacer un viaje así, en una onda media mochilera (por mas cliché que suene) para cambiar un poco de aires, conocer nuevas realidades y todo ese rollo personal que seguro a nadie le interesa, pero que me iba a llevar indefectiblemente a quedarme sin trabajo y/o estabilidad, ese temor que hacia que vaya postergándolo todo, pero cuando en mayo confirmaron las fechas exactas y la tacita posibilidad de una fecha doble en Chile, no lo dude mas y compre mi pasaje. El viaje a mi mismo empezaría viendo a Unbroken en Santiago y luego atravesando la cordillera en bus hacia Buenos Aires. Como lo haría? No tenía la menor idea, pero de algo si estaba seguro, ya había tomado una decisión y no había fuerza sobre la faz de la tierra que me hiciera echarme para atrás.
Los meses pasaban ansiosamente hasta que mi buen amigo y compañero de monstruosidades Krloz, me dijo que él también se iba a Santiago conmigo para el show, y a decir verdad me alegro mucho porque no hay nada mejor que compartir algo así con los amigos más cercanos, sobre todo si están tan identificados con la banda como lo está uno, finalmente tras ajetreos y despedidas salimos de Lima el 8 de setiembre, con toda la emoción y la ganas de llevarme todo por delante, los días previos al show se hacían de eterna tensión, que fueron suavizados por el típico turismo, intercambio de paquetes y reencuentros con grandes amigos.
Finalmente llego el día D(4), aunque no era la primera vez que viajo para ver una banda, ningún viaje fue tan esperado e importante como este, tanto así que estuvimos en el local un par horas antes y cuando abrieron las puertas como niños en juguetería entramos corriendo a la feria, que para mi sorpresa era atendida por el mismísimo Rob Moran y su padre, se imaginan el shock? Solo lo salude y levante un par de cosillas para el recuerdo, cuando en eso sin previo aviso arranco Contra Todos Mis Miedos. Me olvidé de la feria y fui a hacerles el aguante casi todos los temas, todo el setlist impecable, haciendo una versión diferente de “cólera mental” y tocando incluso “desesperación” (alguien dijo curtain?). Lamentablemente no tuvieron mucha atención de la gente que desesperada arrasaba con toda la merch ya que están acostumbrados a verlos siempre supongo. Tras cerrar con “devoción, desenfreno, desilusión”, casi de inmediato entraría a tocar Entrefuego con un poco mas de agite, arrancaron con clásicos como “sembrar” y “heridas” pero con el publico aun respondiendo tímidamente; la feria ya estaba un poco más calmada así que pude acercarme a Rob y conversar un poco con el que muy buena onda accedió en su español masticado, yo pensé que no volvería a tener otra chance de tenerlo frente a frente así que aproveche para darle el disco de mi banda y agradecerle por venir a Sudamérica y todo ese bla bla bla muy intimo(sa). Steve y Todd aparecieron en medio del público ya finalizando Entrefuego así que también pude acercarme para tomarme con ellos la respectiva foto.
Con un local con aproximadamente 300 personas y tras unos breves momentos de calma de pronto empezó a sonar “ask me” de The Smiths de fondo, entonces Steve Miller entra al stage con su ESP Viper 50 y se arranca con sus ya característicos y bizarros acoples, dándole forma a lo que sería “fall on proverb” y todo se empezó a remecer, la gente acercándose y haciendo mosh, ni siquiera entraban los demás miembros de la banda pero los cuerpos no dejaban de volar, entra Todd, entra Rob y finalmente tras en intro del bajo Dave irrumpe en el escenario sin decir nada y… “my hands are open!!!!” El fin de mundo como lo había conocido había empezado. Tengo que confesar que quedé helado. Solo atinaba a ver extasiado lo que tenía enfrente de mí, la gente me caía encima y yo solo miraba, cuando como pesadas cadenas empiezan a caer sobre mí los primeros acordes de “blanket” y toda la gente que estaba adelante se puso a golpear el piso del stage siguiendo el ritmo del bombo, fue ahí cuando reaccioné y me trepé como pude para tirarme de cabeza en “i see no heaven i see no hell”. Canté esa canción con el alma, purificando todo el tedio y la decepción que había acumulado dentro mío. El setlist siguió con “and” y “end of a lifetime”. Uno de los puntos más altos de la noche fue sin duda “d4”, “razor”, “curtain” (que jamás pensé oír en vivo) y “in the name of progression” resaltando el hecho que tocaron el Life. Love. Regret. en su totalidad, incluso incluyeron dos joyas olvidadas del Ritual como lo son “zero hour” y “my time”. Rob cogía el micro por momentos para agradecer a todos por el afecto y sin muchos discursos tocaron juntas “absentee debate” y “final expression” que termino por enloquecer a todos los presentes con Dave en el piso y todos arriba gritando esas 3 palabras que han representado a toda una generación, así acabaría esta primera presentación en tierras sudacas de la banda hardcore mas influyente de los 90s.
A pesar que todos lo negaron rotundamente, un segundo show en chile era más que evidente, ya que había una semana de distancia entre ambas fechas oficiales, además porque no fue la gente que se necesitaba para cubrir (pasa en todos lados eso) y la banda desinteresadamente accedió a tocar de nuevo el martes 13 para recolectar lo mas que se pueda. Esta vez la entrada era más barata y el local más chico, algo que se aseguraba que iba a explotar igual o más intensamente que la primera fecha, y vaya que no me equivoqué.
La noche arranco con el debut de la banda Difference, que lo hicieron muy bien a pesar de algunas fallas del sonido y de toda la coyuntura, imagínense debutar con Unbroken viéndote! Luego vendría Forsaken, con un estilo bien a lo Cold World, que no me movió pero lo hicieron bien también, y finalmente sin mucho floro Unbroken subiría a tocar casi el mismo setlist del sábado, y desde el primer acople se vino abajo todo, en un ambiente más intimo y amical, ya sin los nervios de tener al frente semejante bandón, interactuaron mas con la gente, haciendo bromas entre tema y tema y dedicando el show y la gira a la memoria de Eric Allen que estoy seguro estuvo allí esa noche. Los temas finales fueron una fiesta, pude ver a integrantes de bandas de allá agitándola con toda, Dave tirándose a la gente y dando el micro a quien se animara a secundarlo. Afortunadamente el micrófono cayó en mí en “final expression” (http://vimeo.com/29039348) y pude cumplir un sueño más así solo hayan sido 5 o 6 segundos. Tras acabar pudimos charlar con los chicos y con nuestros amigos ya más tranquilos, tomarnos las fotos que quisimos y nadie allí terminaba de asimilarlo. Vimos a Unbroken 2 veces en 4 días, ni en el mas pajero de mis sueños hubiese podido tomar eso como algo real.
Con el cuerpo lleno de golpes y la garganta destrozada Krolz se volvía a casa a la mañana siguiente y yo me iba en bus rumbo a Buenos Aires a verlos por última vez en mi vida en ruta totalmente desconocida para mí…
CONTINUARA…